- Derretir el chocolate cortado en trozos al baño maría hasta que quede suave y brillante.
- Batir las claras a punto de nieve. Cuando empiecen a hacer espuma, vierte poco a poco el azúcar en polvo. Continúe batiendo hasta que se forme un pico de pájaro.
- Verter la leche caliente (pero no hirviendo) sobre el chocolate derretido. Mezclar con una espátula y terminar con un batidor para que la textura sea homogénea.
- Añadir la yema de huevo a la preparación de chocolate negro/leche derretida cuando esté tibia. Agregue la yema de huevo mientras bate.
- En un recipiente grande, poner la mezcla de chocolate y añadir un tercio de las claras de huevo batidas. Batir enérgicamente para aflojar la mezcla de chocolate (y sin preocuparse por romper las claras).
- Verter el resto a las claras batidas y esta vez incorporarlas delicadamente con una espátula y levantando el aparato.
- Verter la preparación en vasos/recipientes y dejar reposar en la nevera durante al menos dos horas.